Se trata de una de las sierras más elevadas de la zona, después del Moncayo, con dos picos que superan los 1.400 metros de altura el Pico del Rayo y el pico de Santa Brígida, aunque su acceso incluso a las partes más elevadas resulta muy sencillo.

Sus suelos de carácter fundamentalmente silíceo persiste el carrascal o el encinar bajo acompañado de claros forestales por diversas jaras.